Fumar un único cigarro al día es mucho peor para la salud de lo que se piensa o se pensaba, hasta tal punto que multitud de estudios demuestran que el principal riesgo de tener una muerte prematura es debido al tabaco. Son los llamados fumadores sociales o los que disfrutan fumando tan sólo los fines de semana o con un par de cigarrillos al día tienen suficiente y piensan que bah! No es tan malo. Error!!! Un sólo cigarrillo al día puede llegar a aumentar el riesgo de infarto entre un 70% y un 120%. Es decir, lo fumadores sociales o de un cigarrillo al día tienen casi la mitad de exceso de riesgo que el que tienen los fumadores de 20 cigarrillos diarios.
Por lo tanto, no importa tanto el número de cigarrillos que fumamos al cabo del día como el mero hecho de fumar, dado que, según un estudio efectuado en Reino Unido por investigadores del Colegio Universitario de Londres, afirman que fumar un solo cigarro al día aumenta un 74% el riesgo de IAM (infarto agudo de miocardio) o accidentes cerebrovasculares (ACV) en varones y hasta un 119% en mujeres.
La parte positiva de todo esto es que no importa la edad que tengas, abandonar el tabaco aumenta de manera automática la esperanza de vida.
A partir de los 20 minutos, la tensión arterial, la frecuencia cardíaca y la temperatura de pies y manos recuperan sus niveles normales.
A las 8 horas la respiración comienza a ser más profunda y la oxigenación es mayor y mejor.
A partir de las 24 horas, disminuye el riesgo de muerte súbita.
A partir de las 48 horas, se comienzan a recuperar el olfato y el gusto.
A partir de las 72 horas, la respiración recupera la normalidad.
Tras un mes, se incrementa la capacidad física y la resistencia.
A los 6 meses, la posibilidad de resfriados, afecciones de garganta y bronquitis se reducen.
Al año la posibilidad de infarto baja a la mitad.
A los 5 años disminuye el riesgo de accidentes cerebrovasculares y trombosis.
A los 10 años se reducen los riesgos de cáncer de boca, esófago, garganta, páncreas, vejiga y riñón. Y el de cáncer de pulmón disminuye a la mitad respecto a la de un no fumador.
A los 15 años el riesgo de infarto se iguala al de un no fumador.